“El profundo encanto de la rusticidad”

Fotocrónicas (CLXVII)

En una ocasión, terminada la proyección fotográfica sobre el Camero Viejo, una vecina de Laguna de Cameros se mostró francamente indignada porque no entendía cómo yo había elegido para ese trabajo una serie de imágenes de su pueblo con aspecto decrépito y ruinoso, según ella…

Argumentaba que Laguna alberga en sus casas, calles y plazas nuevas y remozadas mucho más interés y belleza que en aquellas construcciones que habían sucumbido triste e irremediablemente al implacable paso del tiempo, al demoledor peso del abandono.

Espinoso y complejo debate. Cualquier expresión artística navega en los libres ámbitos de la subjetiva visión del autor. Su ojo fotográfico discrimina aquello que considera que posee una mayor cualidad estética, un encanto, una emoción. A partir de ahí, su manera de mirar e interpretar aquello que le rodea hace el resto y pone el punto diferencial.

Piedra, ladrillo, madera y hierro. Materiales nobles, tan encantadores como humildes, elaborados por la mano hábil y sabia del cantero, alfarero, ebanista y herrero para fabricar esta vieja casa en Laguna de Cameros.

Texto y fotografía: Jesús Mª Escarza Somovilla