Fotocrónicas (CL)
Cuando media Octubre, árboles y arbustos comienzan a languidecer y a apuntar colores otoñales con los primeros fríos que bajan desde las cumbres más altas siguiendo el curso del río Trevélez, que nace allí arriba, cerca del cielo, en los circos glaciares que forma el Mulhacén y el Alcazaba.
Pese a levantar sus casas del barrio alto a 1610 metros de altitud, Trevélez aún tiene sobre sus tejados más de 1800 metros de poderosas laderas, hasta alcanzar el punto álgido de Sierra Nevada en el Mulhacén, a 3479 metros, la segunda cumbre más alta de España tras el Teide.
Trevélez, famoso por la producción de jamones de gran calidad (favorecido, sin duda, por el clima seco y frío) es uno de los muchos pueblos blancos de la sierra granadina. Como Pampaneira, Bubión o Capileira, bellísimos ejemplos de arquitectura sencilla, eficiente y emotiva. Pasear sus calles y plazas, sus pasajes y patios, sus terrazas y miradores es una suerte de sortilegio difícil de describir.
La contemplación de cualquiera de estos pueblos, con sus admirables encalados, su armonioso asentamiento en ladera, la visión de las grandes cumbres que superan los tres mil metros, las incontables fuentes que inundan cada rincón con sus frescos y sedantes rumores… Todo un privilegio.