“Una pincelada de primavera”

Fotocrónicas (XLVI)

         En estos días de confinamiento, se ha ido haciendo incontenible la necesidad de salir a caminar, a disfrutar, a empaparnos de naturaleza. El discurrir de las estaciones es un proceso imparable, ajeno al dominio de cualquier voluntad. Al invierno le sucede inexorablemente la alborotada primavera. Y a ésta, le sigue el verano. Y el verano, una vez agostado, se entregará al otoño multicolor. Y, al fin, el otoño ya liberado de hojas y de frutos, cederá el turno al severo invierno.

         Este proceso sin fin es verdaderamente un regalo para los sentidos. ¿Alguien imagina el paisaje siempre con iguales colores, las mismas tonalidades, invariables brillos? Es una inmensa fortuna este continuo mudar de las estaciones, que transforma de manera notable los mismos paisajes, haciéndolos radicalmente nuevos.

         Tenemos al alcance de la mano una diversidad prodigiosa, que hace aún más atractivo y emocionante redescubrir en cada estación la tierra en que vivimos. No malgastemos este impagable regalo.

Texto y fotografía. Jesús Mª Escarza Somovilla