Fotocrónicas (220)
Si el peregrino que transita el Camino Baztanés hace un alto junto a la ermita de Santiago, contemplará un bucólico paisaje de esta comarca navarra cuajada de bosques y pastizales, montañas y barrancos, regatos y prados, viejas calzadas y restos megalíticos, yeguas y ovejas, monasterios y ermitas. Además, estamos en Octubre y el aire está ya cuajado del incipiente otoño.
Ese barranco que contempla al fondo lleva las aguas del arroyo Aratxuri, que alimenta el río Ultzama, y que baja desde el Saioa, la montaña más alta del Baztán con sus 1418 metros. Los dos edificios son el monasterio de Belate y su hospital de peregrinos, documentados por bula del Papa Alejandro III en 1165. En 1325 había ahí 21 religiosos, que atendían a los peregrinos, pastores, vecinos y comerciantes que pasaban por estos pagos. Confrontaciones militares e incendios acabaron por arruinar este hermoso centro espiritual, parejo en importancia a los hospitales de San Salvador de Ibañeta y Santa Cristina de Somport.
Los restos prehistóricos abundan por todos lados y evidencian la presencia de pobladores que encontraron cobijo y alimento para sí mismos y sus rebaños desde la noche de los tiempos. Quizás fueron los celtas quienes bautizaron estas tierras como Uxama (el más elevado). Dulzuras de Ultzama.
Texto y fotografía: Jesús M Escarza Somovilla
