Fotocrónicas (219)
Si un día vas a Asturias y decides hacer la Senda del Oso (que discurre por los concejos de Proaza, Santu Adrianu, Quirós y Teverga), no dejes de acercarte a Bandujo (Banduxu en bable). La experiencia bien merece la pena para descubrir un asentamiento que rezuma “medievalidad» por todos sus costados.
Bandujo surge hacia el siglo VIII o IX y entonces su nombre es Vandugio. Pueblo de pastores que vivía en un retiro casi total, rodeado de una naturaleza tan exuberante como dura. Algunas familias más pudientes le dieron cierto lustre arquitectónico levantando casas y torres, hórreos y paneras, lavadero y molino. Conserva una torre cilíndrica y otra cuadrada que le dan su aspecto más peculiar. El asentamiento es disperso, en ladera, formando barrios.
Llegar a Bandujo, tanto por la carretera que sube desde Proaza como remontando el barranquillo que baja hasta la Senda del Oso, es una experiencia iniciática, un viaje en el tiempo que nos permite llegar a un lugar al que se le paró el reloj en algún momento de su historia. Envuelto por soberbias montañas, con un encanto arrebatador, Bandujo resulta un ejemplo excepcional de aldea dormida, que ha sabido conservar su aire medieval a lo largo de los siglos.

Texto y fotografía: Jesús M Escarza Somovilla
