Fotocrónicas (XCV)
Cae la tarde en las Viniegras. Es otoño y el bosque mixto (hayas, serbales, fresnos, arces, cerezos, nogales, abedules, robles…) compite por mostrar sus colores verdes, amarillos, ocres, rojos, pardos… con el tono más encendido antes de que la oscuridad total funda en negro el paisaje.
Este tipo de bosque es un privilegio impagable en La Rioja. La falta de presión ganadera, el escaso aprovechamiento forestal y la ausencia casi total de la maldición bíblica de los incendios, ha propiciado un desarrollo poderoso de toda suerte de especies propias del territorio en que surgen.
La imagen de hoy está captada en el barranco del Roñas. Sus aguas bajan del amplio circo que forman las cumbres de los Butrones, Agenzana y San Cristóbal. Algo más allá de la V perfecta que forma el valle, navega el Najerilla en su camino hacia el padre Ebro. De telón de fondo, las sombras tiñen de azul los duros contrafuertes que caen desde el Alto de Gomare.
Cargadas de luz, las hojas del bosque reverberan como luciérnagas, como candilejas en el bosque otoñal. Una verdadera fiesta para los sentidos.