Fotocrónicas (205)
El andariego, que no quiere tentar la suerte triscando entre estas moles montañosas tan bravías que alegran el ojo pero que cohíben el ánimo, echa a andar desde el Passo Pordoi (uno de los puertos más legendarios de Dolomitas, a 2.239 m. de altitud). Una buena senda, va tomando altura hacia el refugio Viel del Pan. La luz es magnífica en ese día de primavera y el cielo alterna un color azul prusia y unas nubes de un blanco que casi hace daño.
El recorrido resulta fácil y amable en todo momento y el espectáculo es de primer orden porque nada impide contemplar el coloso de los Dolomitas, a tiro de piedra pero defendido por un profundo barranco, por paredes vertiginosas y por el único glaciar activo de Dolomitas. A medio camino se halla el refugio Fredarola y tras 3,7 km. de recorrido desde el Pordoi, se alcanza el refugio Viel del Pan. Estamos a 2.432 m. de altitud, en un lugar de belleza sin par.
El tiempo invita al deleite sin prisas. Cielo, nieve, hielo, roca, bosques, prados y las aguas turquesas del lago Fedaia. Enfrente, la mole inmensa de la Marmolada se eleva hasta los 3.343 metros. El andariego se siente recompensado por haber llegado hasta este lugar. No necesita más. Las proezas alpinas las deja para otros. Le vale de sobra con gozar desde aquí de la reina de los Dolomitas.