Fotocrónicas (LXXIII)
Encima de Soto, al Este, está San Juan de Agriones. El monte tiene 1.302 metros de altura y la ermita queda en la vertiente que cae a Lagunilla. En ella se reunían en romería los habitantes de Soto y Treguajantes con los de las aldeas de Lagunilla y Santa Engracia…» (Ernesto Reiner: «Viaje por el Camero Viejo»). Estas líneas se escribieron en 1984, cuando aún restaba una apariencia de ermita.
Ahora, según se ve en la imagen, lo que aguantan son unos trozos de lienzo de los muros externos. Una pena. Otra reliquia del pasado que está a punto de desaparecer de la faz de la tierra. Como balsámico consuelo, el entorno en que se asienta la ermita de Agriones es pura delicia, donde vacas y yeguas pacen a su gusto el jugoso pasto, rodeadas de un frondoso robledal. Estamos en la cabecera del barranco de Bahún (o Salado, para los vecinos de aquí), que nace un un poco más arriba, en el Cerro San Juan, y que tras regar las huertas de Lagunilla y Ventas Blacas, vierte en el padre Jubera.
Texto y fotografía: Jesús Mª Escarza Somovilla