Fotocrónicas (CXCIX)
Ya los celtas consideraban el acebo como un árbol sagrado, con un carácter mágico y protector, augurio de buena suerte. Sin duda que se trata de una especie singular, tanto por esa cuestión propia del acervo cultural como por el aspecto de sus hojas (coráceas, brillantes y pinchudas), por el hecho de producir las hembras en pleno invierno un fruto redondo de vivo color rojo y, además, por tener una condición vecera y cuatrienal.
En España, la mayor representación de acebos se da en Soria, en el entorno de pueblos como Arévalo de la Sierra, Oncala y Castilfrío de la Sierra. El mayor acebal de la provincia y aún de Europa está en Garagüeta, municipio de Arévalo. Orientado al Sur en las laderas de Montes Claros (o Sierra del Alba), el acebal de Garagüeta cubre una extensión de 406 ha. con ejemplares bien desarrollados que alcanzan los 16 metros y sirve de refugio a una amplia representación de aves y mamíferos (silvestres y domésticos).
Con la pérdida atroz de población y el retroceso de la economía en esencia ganadera, el uso ancestral del acebal (alimenticio y protector) ha derivado en una cuestión folclórica que anima un tanto esos pueblos y genera algunos puestos de trabajo. Para el buen montañero, Diciembre es un época propicia para visitar este ámbito montaraz lleno de tradición y de encanto.