Fotocrónicas (XX)
El río Cidacos nace junto al puerto de Oncala, en la soriana sierra de Alba. Y muere en el Ebro, cerca de Calahorra, 77 km. después. Al pronto, desciende en dirección Noroeste y visita humildes caseríos como Los Campos, Las Aldehuelas y Valloria. Luego, tuerce al Noreste y riega las tierras de Villar del Río y Yanguas.
Para entrar en La Rioja se ve obligado a atravesar una angostura notable, pero el Cidacos es río peleón y no se arredra fácilmente. Hasta hace poco, se toparía con las Ruedas de Enciso, pero ya no existe; una maldita máquina echó abajo el pueblo, que se erguía en lo que es ya la cola del pantano de Enciso, faraónico e irracional. Luego viene Enciso, y Peroblasco, y Arnedillo…
En Arnedillo, el Cidacos templa sus frías carnes sorianas con las aguas termales que dan fama al pueblo. Un pueblo de regusto árabe, con un caserío arracimado, de calles prietas y casas de encalados blancos, puente medieval y un rosario de ermitas…
Texto y fotografía: Jesús Mª Escarza Somovilla