“Filigrana en piedra”

Fotocrónicas (CXLI)

El andariego, que tiene una querencia exacerbada en deambular por las callejuelas de cualquier añejo caserío, degusta con glotonería tantas golosinas como se encuentra en este hermoso pueblo del Camero Viejo.

Casi no hay tregua, los motivos de contemplación y de admiración se le amontonan, le hacen detenerse de continuo y la cabeza se le ha llenado de ideas y de dudas, de atrevimientos y de pudores. La fotografía puede ser radicalmente respetuosa, pero también ferozmente invasora.  

Por eso, porque el andariego prefiere quedarse corto que pasarse, hace suyo antes el paisaje que el paisanaje y agradece en esta mañana cálida de Junio pasear por sus calles vacías y sonoramente silenciosas.

El gustoso uso de la piedra, los blancos revoques que enlucen las fachadas, los entramados de madera que geometrizan los espacios, los arabescos de las forjas, la candorosa humildad del adobe…

Y las puertas… Una locura. Viejas y hasta ajadas, de mayor o menor mérito, pero puertas nobles al fin, que piden a gritos robarles el alma con mi Olympus. Con todo, ese día, el andariego se da de bruces con un rincón que le hace salivar de emoción. Mira el suelo y se fascina ante lo que contempla. Pura filigrana hecha piedra en Terroba de Cameros.

Texto y fotografía: Jesús Mª Escarza Somovilla