Fotocrónicas (XXXIX)
Desde la noche de los tiempos, los pobladores antiguos de las sierras riojanas levantaron sus viviendas con los materiales propios del lugar: piedras, madera, barro y cal. Con el fin de elaborar las tejas y los ladrillos necesarios para esa tarea, surgieron las tejeras en algunos pueblos de Cameros. Como es el caso de la que aparece en la imagen, uno de los mejores ejemplos de este tipo de obra civil.
Para el desarrollo d su trabajo era preciso una provisión constante de barro y de agua. Eso marcaba su ubicación. Perdida durante mucho tiempo en lo más profundo de la dehesa, la tejera de Velilla ha conservado los distintos cuerpos que la definen: calderas para la leña, cámara de caldeamiento, y horno de cocción.
Desde Velilla, aldea de San Román, una encantadora senda nos acerca a este lugar, liberado hace poco de las garras del olvido. Podemos alargar la caminata saliendo desde San Román y, cruzando el Leza, entrar en Velilla, para luego tomar dicha senda, que va a su dehesa y a esta magnífica tejera.