“Los ojos verdes de la Fuentona”

Fotocrónicas (CXLIII)

Quizás todo fuera diferente sin ese halo de misterio que envuelve este paraje excepcional que se esconde cerca de Muriel de la Fuente, en la sierra de Cabrejas, tierras de la olvidada Soria. Probablemente, la Fuentona no resultaría tan fascinante sin ese color verde profundo y trasparente con que mira y seduce al viajero que se acerca a ella desde un entorno seco en extremo y que no presagia un vergel tan breve como intenso.

El agua de la Fuentona alimenta el río Abión, afluente del río Ucero, que lo es a su vez del Duero. Las entrañas kársticas de esta surgencia son motivo de constantes inmersiones y ofrece unas condiciones complejas y fabulosas para el espeleobuceo. Cavernas, pasajes y oquedades (con o sin agua) ponen a prueba la pericia de quien se sumerja en sus nítidas aguas.

No cabe duda que la literatura ha echado su cuarto a espadas para crear una aureola de misterio y fascinación. Gustavo Adolfo Bécquer conoció este lugar y de la seducción surgió una de sus celebradas Leyendas, que tituló precisamente «Los ojos verdes». Ahora, tomo unos versos de otro poeta, el mexicano Salvador Díaz Mirón que en su poema «Ojos verdes» dice:

Ojos en que reverbera la estrella crepuscular,

ojos verdes como el mar, como el mar por la ribera,

ojos de lumbre hechicera, que ignoráis lo que es llorar.

Texto y fotografía: Jesús Mª Escarza Somovilla