Fotocrónicas (LXIII)
En el viejo camino entre Ezcaray y Pazuengos, escondido en un rincón fresco y verde, el breve caserío de Turza vuelve a la vida con aires renovados de aldea con encanto. En la cabecera del barranco del mismo nombre, a los pies de los collados de Larrizabala y de Bonicaparra, y a tiro de piedra de algunas de las grandes cumbres de la Sierra de la Demanda (Chilizarrias, La Cuña, San Lorenzo…), esta pequeña aldehuela, cual Ave Fénix, renace de sus cenizas.
Para quien la ha conocido vacía y arruinada no hace demasiados años, es emocionante ver cómo, a veces, es posible recuperar con gusto los arrumbados caseríos. De la vieja Turza apenas queda nada, salvo su iglesia de Santa Elena y algún que otro corral, pero su fascinante piedra arenisca roja, que tan bien la identifica, vuelve a lucir espléndida en un nuevo estilo serrano de notable hermosura.
Cualquier día, de cualquiera de las estaciones del año, pero si es otoño mucho mejor, no olvides recorrer estos parajes serranos, verdaderamente merecen la pena.
Texto y fotografía: Jesús Mª Escarza Somovilla