Fotocrónicas (XXX)
Del inmenso circo que se extiende desde el Calahornos hasta el Aspa (pasando por Santosonario, Cuesta Bellida, Telégrafo, Pico y Mesa de Cebollera, Gamella y Cueva Grande), nacen los primeros arroyos que alimentan el río Ra. Son aguas de deshielo, de los insondables aljibes que guardan los hoyos glaciares.
Entre frescos pastos de altura, torrentes minerales de desecadas e infinitos bosques de pinos y de hayas, el Ra se precipita con escándalo, saltando de cascada en cascada, rompiendo en espumas y fragores. En apenas seis kilómetros, salva unos 600 metros de desnivel. Antes de llegar a su fin, otros arroyos le entregan el caudal, que traen desde la Mesa y desde el Santosonario.
Las cascadas de Puente Ra forman un rincón de belleza excepcional, un escenario único y privilegiado que debemos conocer en toda época del año. Poco más abajo, en el término de La Blanca, el río Ra entrega sus aguas al Iregua. ¿O es al revés? En cualquier caso, espero que disfrutes siempre con las bellezas de Cebollera.