Fotocrónicas (XXXI)
Un buen día, remontamos el río San Martín y nos topamos junto al pueblo a dos vecinos trabajando en la reconstrucción del viejo puente. Apenas habían colocado unas pocas piedras sobre los antiguos estribos que soportaron los troncos que salvaban las aguas. Su esfuerzo era conmovedor.
Tres años después, volvimos por aquellas tierras y nos encontramos con este maravilloso puente que recoge la imagen para la eternidad.
El río San Martín nace en los altos de El Collado, pierde altura rápidamente y al llegar al término de los Horcos, el río se reposa. Y así alcanza la otra aldea del valle: San Martín.
Desde aquí, la condición del río cambia. Su lecho rocoso oculta las aguas, que apenas se dejan ver hasta el vado, y con más brío desde las minas de plomo, en un rincón de gran belleza. Al fin, desagua en el Jubera, un poco más abajo de Jubera pueblo.
Sin duda, es éste uno de los barrancos más singulares y atractivos de La Rioja. Y mejor preservado. Para disfrutar.