«El padre Ebro»

Fotocrónicas (XXV)

El río Ebro dedica 100 de sus 930 kilómetros para recorrer La Rioja. Desde las Conchas de Haro, en el extremo occidental, hasta los Sotos de Alfaro, en el lado más oriental. Entre medias, cruza estas tierras amables y pródigas en frutos. Campos de viñedos, cereales, y hortalizas, de choperas, olivares y almendros. Tierras ocres de areniscas, tierras rojas de arcillas.

Por la derecha del Ebro, desde las sierras al Sur de La Rioja, le llegan sus afluentes: el Tirón (y el Oja de la mano), el Najerilla, el Iregua, el Leza (y el Jubera abrazado), el Cidacos, El Alhama (con el Linares de compañero). Cada uno con su caudal más o menos relevante, pero siempre necesario.

En otoño, los campos y las riberas se visten de todos los colores imaginables. Entonces, caminar por la ribera del Ebro y sus tierras, es un espectáculo y un privilegio al que no debemos renunciar. La imagen la tomé desde la altura que ofrece el cerro sobre el que se asienta Briones.

Texto y fotografía: Jesús Mª Escarza Somovilla